sábado, 1 de mayo de 2010

Regresa a mí

Es el título de un relato corto que escribí hace unas semanas aprovechando un pequeño parón que hice con la novela en la que estoy trabajando ahora. Nunca me ha gustado escribir relatos cortos, demasiado que decir en muy poco espacio, pero ¡¡le he cogido el gustillo!! y viene bien para desconectar unos días.

Espero que os guste.



Sara sintió un frío glacial cuando Andrés estampó su firma en los papeles del divorcio. No fue una acción inmediata, antes la miró con una profunda consternación. Sara sostuvo su mirada atribulada y las emociones la zarandearon.
Andrés deslizó los papeles por encima de la mesa y se los hizo llegar. Era su turno. El abogado estaba pendiente de ella y, con gesto automático, Sara cogió el bolígrafo. Contempló su firma y el recuadro todavía en blanco sobre el que ella tenía que estampar la suya. Apoyó la punta del bolígrafo en el papel pero su mano quedó inerte, como si estuviera desvinculada del resto de su cuerpo. Sara sintió nauseas y una vaga sensación de mareo.
Necesitaba un momento a solas.
Soltó el bolígrafo y se puso en pie.
—Regreso en un instante.
Casi salió corriendo del despacho. Cruzó el pasillo y se paró frente al ascensor. Luego bajó al vestíbulo y salió a la calle. Sara aspiró profundamente el viento de finales de marzo una y otra vez, hasta que su corazón recuperó su ritmo usual y las nauseas se desvanecieron. Tenía que regresar arriba, pero, en lugar de subir, cruzó la calle y se adentró en el parque.
Tomó asiento en un banco y sus ojos vagaron con repentina nostalgia sobre los árboles y setos que la rodeaban. La primavera florecía a su alrededor pero su corazón estaba marchito y sin vida.
Andrés accedió al parque. Llevaba las manos metidas en los bolsillos de los pantalones y su expresión no había variado. Sara sabía que estaba sufriendo con todo aquello, aunque ella sólo se había preocupado de su propio sufrimiento.
Se acercó y tomó asiento a su lado. La miró un momento y percibió su nerviosismo, que emanaba de todos los poros de su piel. Después contempló el jardín que ya florecía.
—¿No fue aquí mismo donde nos conocimos? —preguntó Andrés.
—Parece que haya pasado un siglo.
—Sólo siete años —dijo con la voz tranquila —Tú llevabas el pelo suelto y un vestido azul. Estabas preciosa. Akyra olfateaba aquellos arbustos de allí y Goofy se puso nervioso nada más verla. Creo que yo también me puse nervioso cuando te vi a ti.
Así fue como se conocieron, mientras paseaban por el parque con sus respectivos perros. Aquella tarde charlaron durante largo rato, al principio sobre Akyra y Goofy, luego sobre otros muchos temas. Hasta que la noche se les echó encima y abandonaron el parque. Intercambiaron números de teléfono y se pasaron los dos siguientes años amándose locamente. Sí, el de ambos había sido un amor desmedido, perfecto, glorioso… y el matrimonio lo consolidó, lo hizo más fuerte. Cuatro años después, Sara quedó embarazada, lo tenían todo en la vida. Pero un revés del destino quiso que lo perdieran todo.
Sucedió en su séptimo mes de embarazo. Conducían por las afueras de Albacete en dirección a la ciudad. Regresaban a casa tras pasar un puente en la playa cuando un camión se saltó un stop y les embistió por el lado del copiloto, donde estaba sentada Sara.
Las consecuencias fueron nefastas. Sara no sólo perdió al bebé sino que también perdió toda posibilidad de volver a concebir. Y no lo superó.
Sara cayó en una profunda depresión y responsabilizó a Andrés de lo sucedido, pero él siempre estuvo a su lado, arrinconando su propio dolor para ocuparse del de Sara. Jamás se vino abajo, luchó por salir adelante junto a ella, era la mujer de su vida y estaba dispuesto a esperar el tiempo que hiciera falta, a hacer cuanto estuviera en su mano para afrontar y asimilar la dura prueba que el destino había puesto en su camino. Pero ella jamás tomó su mano y, pocos meses después, le echó de su lado.
Sara se fue a vivir a casa de sus padres y luego le pidió el divorcio. Él no quería divorciarse, la quería con toda su alma y no era de los que se rendían con facilidad, pero Sara ya no le quería a su lado. Alguien le dijo una vez que, si de verdad la amaba, tenía que dejarla marchar. Tras agotar todos los recursos y quedarse sin armas para continuar luchando, Andrés arrojó la toalla.
Y por eso estaban allí.
—No puedo hacerlo —murmuró Sara, tras un breve silencio en el que quedó suspendida en el recuerdo —Andrés la miró con la esperanza reflejada en los ojos y la dejó continuar —No puedo firmar los papeles. Se supone que la gente se divorcia cuando deja de amarse y yo… —los ojos se le anegaron en lágrimas —Todavía estoy enamorada de ti.
Andrés posó la mano sobre la de Sara y la apretó con suavidad. Luego aspiró el aire lentamente.
—No tienes que firmarlos —Dios, cómo deseaba que no lo hiciera, lo deseaba más que nada en el mundo —Yo también te quiero, nunca he dejado de hacerlo —las lágrimas resbalaron por las mejillas de Sara y Andrés la tomó por la barbilla para obligarla a que le mirara —Destruyamos esos papeles y volvamos a intentarlo. Sé que podemos hacerlo.
Ella se mordió el labio inferior.
—Cuando te he visto firmar casi me muero de miedo. No me he dado cuenta hasta ese momento de que no puedo vivir sin ti —la voz se le ahogó —Perdóname.
—Tú no has hecho nada.
—Te aparté de mi lado, te responsabilicé de lo sucedido.
—Pertenece al pasado. Nada de eso importa ya —se llevó la mano de Sara a los labios y la besó —Vuelve conmigo a casa.
Sara asintió lentamente y a Andrés le invadió un enorme entusiasmo. Deseaba abrazarla, besarla, prometerle que esta vez sería diferente y que jamás volvería a rendirse, pero fue Sara quién se anticipó y buscó el cobijo de sus brazos. Él le besó en la cabeza y ella apretó el rostro contra su cuello. Dejaron pasar los minutos, arropados en la calidez de su amor y, a su debido momento, abandonaron el parque cogidos de la mano.
-Fin-
Regresaamí©MarCarrión2010

19 comentarios:

Violeta Lago dijo...

¡Que bonito! Jopetas Mar... me encanta....

Ana R. Vivo/Dana Jordan dijo...

Que lástima que a veces no se comprenden los verdaderos sentimientos a tiempo. Es precioso, un besazo, Ana.

Helena dijo...

Precioso, Mar.
besos

Mar Carrión dijo...

Gracias Mamén, Ana y Helena. Me alegro mucho de que os haya gustado.
Un besazo a las tres.

Menchu Garcerán dijo...

Me encanta. Me gusta mucho, muchísimo.

Yolanda Quiralte dijo...

Ohh, es precioso Mar. ¿Cómo puedes hacer que haya visto toda la película completa con sólo unas poc.as líneas?? Precioso de verdad

AMBER LAKE dijo...

Bonita historia, Mar; me ha gustado mucho.
Gracias por compartirla.

Cindy dijo...

Mar te quedó super lindo..!

Teresa Cameselle dijo...

Bonito, bonito, y muy emotivo, me has tenido con el alma en vilo.
Un beso, Mar.

Mar Carrión dijo...

Gracias Yolanda, lo cierto es que me resulta más difícil escribir algo tan corto que una novela entera, pero lo que tiene de bueno es que los resultados son mucho más rápidos :)

Ámber, Menchu, Cindy y Teresa,me hace muy feliz que os guste.

Un beso para todas.

Merche Diolch dijo...

Precioso Mar!!!!!!! Al principio deja un mal sabor deboca, de lo injusta que es la vida, pero esa nueva posibilidad, esa nueva oportunidad que les otorgas te hace creer que hay mucho más en esta vida :D
Lo dicho, después de esta parrafada que he soltado, precioso.

Mar Carrión dijo...

Gracias Merche.

Sí, un poco amargo sí que es. Me apeteció cambiar un poco de registro para este relato tan corto, pero que no sirva de precedente, jaja.

Un abrazo, me alegro de que te haya gustado.

Lola Rey dijo...

¡¡¡Es precioso!!! Me encantan estas historias de segundas oportunidades. Me ha gustado muchísimo, de verdad.

Mar Carrión dijo...

Muchas gracias Lola.

A mi también me gustan las historias de segundas oportunidades, aunque nunca he escrito una extensa. Pero todo se andará :)

Un abrazo.
Mar.

Elena dijo...

Hol Mar,
Hacia tiempo que no me pasaba por aqui.
Me ha gustado tu relato,
Da que pensar, en lo poco que cuesta cambiar el rumbo de las cosas.

Petonets
Elena

Mar Carrión dijo...

Muchas gracias Elena por pasarte y por leerlo.

Un abrazo.
Mar.

Lola Rey dijo...

Hola Mar, te he dado un premio tipo cadena. Pásate por mi blog. Un besazo.

Ana R. Vivo/Dana Jordan dijo...

pues yo te he dado otro, jajaja. Ya tienes dos. ¿Y tu Jon? genial, ¿no? Un besazo.

Chus Nevado dijo...

A riesgo de repetir lo que han dicho las demás (bueno, ¿y qué más da?), este relato me ha parecido sencillamente PRECIOSO.